APITOXINA: EL BÓTOX NATURAL.
El veneno de abeja o apitoxina lleva usándose terapéuticamente desde hace más de 3.000 años. Sin embargo, es relativamente reciente su utilización en el mundo de la cosmética.
Entre los muchos beneficios que nos aportan las abejas (dicen que sin su labor de polinización el mundo se acabaría sin remisión) está la de producir esta sustancia. Parece ser que solo las obreras tienen la capacidad de segregarla y es tan efectiva porque contiene agua, aceites volátiles, aminoácidos, histamina, lípidos y apamina fosfolipasas A2 y B.
Sin embargo por su interés cosmético debemos destacar los siguientes activos:
- Hialuronidas: Enzimas que participan en la formación del ácido hialurónico. Favorecen la hidratación de la piel
- Melitina: Proteina relativamente simple que otorga al veneno de abeja su acción vasodilatadora y bactericida.
Por todo ello, podemos considerar la apitoxina como el bótox que la naturaleza nos ofrece. Con el incremento de la circulación periférica que proporciona aplicada tópicamente conseguimos aumentar los nutrientes y el oxigeno que la piel necesita. En resumen: lucir una piel juvenil, mejorando la elasticidad y protegida frente a la acción de los radicales libres.
En alta cosmética científica, dos casas son precursoras de la inclusión del veneno de abeja en sus cosméticos: Du, cosmética científica y Sara Green (fitocosmética)
Du nos ofrece una línea facial llamada Bee Active que contiene además E-mortal (activa la producción de células madre) y jalea real. Dos formulaciones distintas: sérum y crema.
Sara Green combina este potente activo natural con una muy estudiada mezcla de factores hidratantes y lo formula como una crema de textura ligera y agradable. También contorno para tratar las arruguitas periorales y perioculares.
Enlace Sara Green tienda on-line
Una novedosa formulación para luchar contra el paso de los años de forma natural. La apitoxina, el bótox que las abejas nos ofrecen.
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Una novedosa formulación para luchar contra el paso de los años de forma natural. La apitoxina, el bótox que las abejas nos ofrecen.
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