No hay peor error en un vendedor que confundir servicio con servilismo. Lo primero nos lleva a la cima, mientras que lo segundo nos hunde en la percepción del cliente, ¿quién va a tomar en cuenta a una persona que se humilla así misma con la palabra y las reverencias? Ay de esos vendedores que a todo dicen sí, que esperan horas, que no se atreven a hablar de precios, por si el cliente se echa atrás.
Mejor que busquen otro trabajo lo antes posible.
Claro que, otra opción es que se compren el curso online No valgo para vender o al menos, que lean el libro con el mismo título. Les auguro un cambio muy favorable en su manera de comportarse delante del cliente. La humildad no está reñida con el respeto a uno mismo, al contrario.
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