Los Morosos

Más daño que las termitas en la madera ocasionan los morosos a las pequeñas empresas. Pueden, incluso, llegar a ser causa de su desaparición. Y todo, porque un grupo, afortunadamente reducido de personas, decide vivir del "cuento", del engaño, del fraude, del dinero y del trabajo de los demás. 

Y al decir Moroso no me refiero al cliente que pasa una mala racha y que pese a ello da la cara y paga lo que puede. Me refiero "al moroso profesional", es decir, al sinvergüenza que "se sabe todas", eso al menos cree él (y aquí podría poner una buena lista de nombres y apellidos que de momento prefiero silenciar), y que sin sentido alguno de la honradez, del respeto por el trabajo ajeno, mantiene un negocio a base del dinero y el esfuerzo ajeno. Es decir, ya compra sabiendo que no va a pagar, por eso, una de las características que mejor le definen es su alegría comprando. 

Ojo, respetadas profesionales, con las personas que no echan cuentas, con aquellos que cualquier precio le parece bien, con los que comienzan a incumplir con los días de pago hasta la desvergüenza absoluta de mandar justificantes falsos de transferencias. Eso me ha pasado hace unos meses, por primera vez, después de veintisiete años de trabajo continuo en este sector al que le estoy tan agradecida. Pues bien, dos desaprensivos que nos han querido torear, han llegado a la desfachatez de pretender engañarnos con falsos documentos de transferencias que como es natural, nunca llegaron a nuestra cuenta.  

Os lo comento por si os ocurre algo parecido, que espero que no, al menos tener la precaución de guardar esos documentos para presentarlos ante el juez cuando sea el momento,  porque al final, aunque sea tarde, demasiado tarde a veces, también se cobra a los morosos y ahí sí que la justicia tendría que cargar las tintas y poner castigos ejemplares, como unos intereses altísimos por el grave perjuicio ocasionado a pequeñas empresas que pueden tener problemas de tesorería sólo y exclusivamente debido a que los Morosos se crean con derecho a engañar y beneficiarse de lo que no es suyo. 

Ya digo, tal vez algún día comparta con vosotros nombres, para que al menos sepáis quienes son los que quieren vivir a base del sufrimiento ajeno.